Todo comenzó en Shalom

Con una invitación inesperada: “¿Me acompañas a una óptica a ver unos lentes?”
… que curiosamente terminó siendo en un café (sí, bastante sospechoso, pero resultó funcionar).

Nos fuimos conociendo

La amistad creció y, casi sin darnos cuenta fuimos descubriendo que había algo más
Y… con el deseo de caminar con Dios, decidimos dar un paso más, comenzar un tiempo de discernimiento.

Empezamos a caminar juntos

Una amistad más profunda, vivida en oración y con el deseo sincero de escuchar lo que Dios quería para cada uno.
Y así comenzó nuestro pololeo una aventura llena de momentos altos y bajos, de conocernos más a fondo, de abrazar lo bueno… y lo no tan bueno (¡también cuenta!).

Sí acepto

Un camino de amor, fe, y crecimiento, que hoy nos lleva a dar el SÍ más importante: El definitivo, para toda la Vida.